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The Magic of Miniatures

La Magia de las Miniaturas

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The Story of Rosita

Rosita en Miniatura was born in 1956, when Rosita was just 10 years old. While visiting Quito, Ecuador, she would play dolls with her cousin, sparking a childhood fascination with creating tiny worlds. Her very first miniature was crafted from everyday objects she found at home; paper, fabric, thread, a needle, and a cardboard box, transforming them into a miniature dress shop.

This childhood adventure blossomed into a lifelong artistic passion, with every piece infused with the love and dedication that only a true artisan can bring. As a miniature artist, Rosita has developed unique techniques that combine precision with creativity.

Over the years, she has perfected her craft using a variety of materials: delicately modeled clay, carefully carved fine woods, patiently worked metals, and hand selected fabrics that bring her creations to life. Her most celebrated specialty is miniature chocolateries, inspired by traditional European chocolate shops, where every detail captures the elegance and charm of these historic establishments.

The miniature chocolateries Rosita creates for the Chocolate Museum are true masterpieces. Within these magical tiny spaces, visitors can marvel at meticulously crafted miniature cakes, chocolate bars that appear freshly baked, and chocolate boxes that are exact replicas of original packaging. The scene is completed with miniature porcelain cups filled with what looks like the richest, most decadent hot chocolate.

Lighting plays a crucial role in her creations: small decorative lamps and overhead lights create a cozy atmosphere, transporting viewers into a miniature European chocolaterie. Each piece is painstakingly crafted using artisanal techniques where patience and attention to detail are essential.

For Rosita, every miniature is a world of its own — a story to tell, a moment to capture. Her creative process is almost meditative: she begins with an idea, develops it with passion, and does not stop until every detail is perfectly executed. As she says, it is impossible to stop until the piece is complete, because each miniature has a life of its own and demands the same dedication with which it was begun.

Her creations are more than miniature replicas; they are windows into tiny worlds where the magic of everyday life is preserved on the smallest scale, reminding us that beauty can always be found in life’s tiniest details.

La Historia de Rosita

Rosita en Miniatura fue creada en 1956 cuando Rosita era una niña de 10 años y jugaba con su prima a las muñecas cuando iba de visita a la ciudad de Quito-Ecuador. Rosita creó su primera miniatura con objetos que encontraba en su casa, papeles, telas, hilo, aguja y una caja de cartón, creando una tienda de vestidos en miniatura.

 

Esta aventura de la infancia se convirtió en una pasión artística, donde cada pieza lleva impreso el amor y la dedicación que solo una verdadera artesana puede dar. Como artista dedicada a las miniaturas, Rosita ha desarrollado técnicas únicas que combinan la precisión con la creatividad.

 

A lo largo de los años, Rosita ha perfeccionado su arte trabajando con diversos materiales: arcilla modelada con delicadeza, maderas nobles talladas con precisión, metales trabajados con paciencia, y telas seleccionadas cuidadosamente para dar vida a sus creaciones. Su especialidad más reconocida son las chocolaterías en miniatura, inspiradas en las tradicionales chocolaterías europeas, donde cada detalle refleja la elegancia y el encanto de estos establecimientos históricos.

 

Las chocolaterías miniatura que Rosita crea para el Museo del Chocolate son verdaderas obras maestras. En estos pequeños espacios mágicos, se pueden encontrar diminutas tartas elaboradas con precisión milimétrica, barritas de chocolate que parecen recién salidas del horno, y cajas de bombones que son réplicas exactas de empaques originales. El ambiente se completa con tazas de porcelana en miniatura, llenas de lo que parece ser el más delicioso chocolate caliente.

 

La iluminación juega un papel fundamental en sus creaciones: pequeñas lámparas decorativas y luces en el techo crean una atmósfera acogedora que transporta al espectador a una verdadera chocolatería europea en miniatura. Cada pieza está cuidadosamente elaborada siguiendo técnicas artesanales, donde la paciencia y el detalle son fundamentales.

 

Para Rosita, cada miniatura es un mundo en sí mismo, una historia que contar, un momento que capturar. El proceso de creación es casi meditativo: comienza con una idea, se desarrolla con pasión y solo termina cuando cada detalle está perfectamente ejecutado. Como ella misma dice, es imposible detenerse hasta que la obra está completa, porque cada miniatura tiene vida propia y exige ser terminada con la misma dedicación con la que fue comenzada.

 

Sus creaciones no son solo réplicas en miniatura; son ventanas a mundos diminutos donde la magia de lo cotidiano se preserva en la más pequeña escala, recordándonos que la belleza puede encontrarse en los detalles más pequeños de la vida.

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